Como
siempre que ocurre en estas ocasiones, cuando nos encargan que nos ocupemos de
la feria de muestras de todos los años un estremecimiento nos recorre. Hemos de
decir que hay ciertas personas que tienen una especie de sexto sentido para
elegir quiénes van a participar en las ediciones, publicitar el evento en todos
los sitios, saber escoger un cartel llamativo, repartir las invitaciones con
acierto... Por eso todos los años les toca a ellos iniciar los trámites
conducentes a que todas las ediciones tengan un éxito asegurado. Si eres de esa
casta, ya te lo decimos, además claramente: lo sentimos.
Esta
vez, sin embargo, te proponemos cambiar la estrategia. En efecto, siempre se
recurre a celebrar las ferias en un pabellón de congresos y exposiciones, y
ello supone deslucir el evento, ya que muchas actividades de animación hay que
hacerlas fuera del recinto, lo que implica que la gente abandona
momentáneamente el local para ver el teatro de los niños, los titiriteros, etc.
Así que pensamos que lo mejor es una carpa alquilada por precios más o menos
módicos. Ni que decir tiene que la cosa ha quedado magnífica, sobre todo si
tienes a mano una empresa de manteles para hosteleria que sea adecuada, sencilla de manejar y profesional.
De esta forma, si además quieres poner un ágape en ese congreso, triunfarás de
la mejor manera posible.
¿Cuál
es la principal diferencia entre un lugar cerrado y una carpa? La luminosidad.
Al poder ubicarla en un espacio al aire libre, sin interferencias de muros para
que pase la luz, el aspecto que cobran los objetos expuestos es mucho más
sugerente. Los brillos de las pulseras de artesanía son más atrayentes, los
disfraces de los dependientes mucho más coloridos y todo es más alegre.
Asimismo, el ahorro en luz y en energía es considerable, porque por la mañana
no se necesita en absoluto encender ninguna bombilla.
Además,
las citadas actividades llevadas a cabo en el exterior de la carpa pueden
contemplarse sin ningún tipo de problema desde el interior de la misma, porque
si se goza de buenas temperaturas se pueden subir los laterales de la carpa y
dejar al descubierto todo el entorno.
Una
carpa blanca, perfecta, limpia y bien instalada en mitad de un prado de verde
inmaculado, con un montón de gente acudiendo a la feria de muestras de
artesanía. Unas mesas dispuestas con mantelería recién estrenada. Varios niños
correteando entre payasos y saltimbanquis, un puesto de refrescos que tenía el
aspecto de taberna medieval y varios hornos de pan dispuestos estratégicamente
para crear ambiente. Un grupo tocando canciones, varias representaciones
teatrales, etc. Es decir, todo lo que antes hacíamos dentro de cuatro paredes
ahora lo podemos llevar a cabo en el exterior. Lo cual, por cierto, es bastante
adecuado, al menos para tener éxito.